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Di Mare y el pensamiento económico costarricense

Dennis Meléndez Howell
<eterno@di-mare.com>
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      A pesar de que tenemos grandes patricios de la ciencia económica en Costa Rica (Tomás Soley, Rodrigo Facio, solo para mencionar dos), debemos reconocer que el desarrollo de esta ciencia en el país ha sido relativamente tardío. Mientras en el resto del mundo la Economía ha tenido un desarrollo científico de larga data, en la primera mitad del siglo XX apenas se insinuó a través de los conocimientos y libre pensamiento de algunos estudiosos del país. De hecho, por muchos años la Economía era asimilada por el público no iniciado con la Contabilidad, la Auditoría y otras ramas similares de lo que hoy conocemos como Administración de Negocios o yendo un poco más atrás, Ciencias Contables. No era infrecuente el error de confundir la Economía con “los números” y se decía en tono de admiración que quienes estudiaban economía era porque “eran muy buenos en Matemática” (cuando en realidad se asimilaba Matemática con Aritmética). Si bien la Matemática es hoy día imprescindible en el análisis económico, para ser buen economista no necesariamente hay que ser buen matemático. De hecho hay economistas que han desarrollado todo un sistema de pensamiento que probablemente nunca utilizaron instrumental matemático de elaboración sofisticada. Aunque la Matemática, como sucede en cualquier actividad humana, proporciona un valiosísimo arsenal para el análisis de los fenómenos económicos. Ha costado mucho ir cambiando en la mente popular el estereotipo del economista y posicionarlo como un cientista social o como un filósofo instrumental más que un profesional de las ciencias exactas. Lo que es peor, aún domina en el ambiente la idea de que cualquiera es economista y que basta con un poco de intuición para dar solución a cualquier problema. Cuando esa falta de aprecio por el método científico se acompaña de intolerancia generalizada, la mezcla se transforma en un nocivo cóctel de ingobernabilidad económica.

      A partir de los años 60 empezó a tomar forma el interés en el país por el estudio de la Economía de manera sistemática e independiente. Surgió una camada de profesionales muy destacados que llevaron adelante esta tarea, y que empezaron a crear escuela. A fin de obviar el riesgo de cometer injusticias prefiero no listar los más destacados. Pero sería una injusticia imperdonable dejar de mencionar la piedra angular que representa en la construcción de este edificio, un brillante profesional: don Alberto Di Mare Fuscaldo. Don Alberto antes que economista (que lo era y de los mejores) era filósofo; antes que profesor (en lo que era un verdadero maestro) era motivador; y antes que guía (verdaderamente estableció un paradigma del pensamiento) era amante de la libertad. La semilla que él sembró hoy da abundantes frutos y su escuela de pensamiento se yergue como la más sólida y sistemática del país. Muchas son las enseñanzas de don Alberto, pero hay una que destaca sobre todas las demás: su especial aprecio por el respeto de las ideas ajenas y sobre todo su deseo de convencer en vez de imponer formas de pensar. Si los costarricenses leyéramos sus escritos, con mente abierta y sin prejuicios, el país podría finalmente alcanzar el mínimo consenso que hace falta para superar el atascamiento en que nos encontramos. Si a alguien debemos señalar como el padre de la teoría económica contemporánea en Costa Rica es a Di Mare. ¡Gracias don Alberto por su valioso legado para las generaciones actuales y futuras!


Meléndez Howell, Dennis
Di Mare y el pensamiento económico costarricense, Palestra Económica, Viernes 13 de diciembre de 2002.
      http://www.di-mare.com/alberto/eterno/dmelendez.htm

 

Copyright © 2002 Dennis Meléndez Howell
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